Y repienso.
Y vuelvo a pensar. ¿Y totál para qué? En vez de aclararme me lio y acabo en un callejón con una única salida.
Y no me gusta.
Y entonces llegá la eterna pregunta. ¿Debo cruzar esa puerta?
Y vuelvo a pensar.
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domingo, noviembre 21, 2004
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