sábado, julio 16, 2005

Perder para ganar

Dicen que hay que caer hasta lo más bajo para saborear lo dulce de lo más alto. Y en esas ando yo.

Tras una temporada en la que el ánimo ha caído hasta el mismo infierno, es necesario liberarse de lo que nos arrastra en la caída para empezar a ser uno mismo y recuperar la confianza, los verdaderos amigos, el sitio que te corresponde entre los tuyos.

Lástima que el lastre sean personas en las que has depositado tu confianza, has invertido tu tiempo y has hecho hueco en tu corazón. Lastima que te lo paguen con la indiferencia.

Querer, apreciar, contar, tener en cuenta, y aceptar a las personas equivocadas te lleva a un estado de desesperación que te provoca comportamientos en los que no te reconoces.

Sólo el tiempo pone a cada uno en su sitio, pero de alguna manera hay que pasar ese tiempo. Yo he decidido pasarlo con los que me hacen sentir bien, con los que siempre tienen algo amable que decirte, con los que no se apoyan en cada error tuyo para sentirse mejor.

Cada día se aprende una lección. Yo he aprendido una que no debo olvidar jamás: No hay que pretender que todo el mundo sea bueno, por que no todo el mundo lo es. Lo que hay que hacer es dedicarle tiempo a quien te lo quiere dedicar, hacer reír a quien te devuelve su mejor sonrisa, llamar al que te llama, mensajear al que te responde. Acordarte de repente, de quien un día se acuerda de ti y te lo hace saber. Invitar a quien te invita, o no quiere que le invites. Llorar por quien llora cuando tu no estás o no quieres estar. Preocuparse por quien se preocupa por ti.

Hay que perder a algunos, para poder ganar a otros. Hay que sacrificar lo menos válido por lo que merece la pena. Hay que perder para ganar, y disfrutar de la victoria.

Perder para ganar.

1 comentario:

Laura Noemi dijo...

Palabras que logran cautviar la escencia de la batalla, con sus palabras precisas. muy buen trabajo